¿Qué es ChatGPT? Así funciona la inteligencia artificial que va a revolucionar la gestión de procesos
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Ha sido una de las novedades tecnológicas que más expectativas generaron el pasado 2022. A medida que avanzaba el año, se sucedían las informaciones sobre este sistema de inteligencia artificial llamado a tener un fuerte impacto transformador a muy corto plazo. Al final, el lanzamiento en noviembre del chatbot gratuito ChatGPT (i) —creado por OpenAI, con Elon Musk entre sus cofundadores—, su vertiginoso récord de adhesiones, el salto de calidad en comprensión, contextualización y naturalidad en su conversación con humanos y la capacidad de pulir sus propios errores, no hacen sino confirmar esa predicción.
Para calibrar su importancia, basta con decir que el segmento de los asistentes conversacionales podría crecer un 35% anual hasta 2027, según un análisis Chatbot Market, de Mordor Intelligence. Y, de acuerdo con Gartner, los asistentes tipo ChatGPT podrían potenciar la productividad empresarial recuperando casi 6.000 millones de horas de trabajo en el mundo, cada año (ii). Bloomberg basa ese poder en tendencias como la preferencia de los consumidores, sobre todo jóvenes, a ser atendidos por canales digitales como Whatsapp.
No solo hablamos de este chatbot concreto por sus capacidades operativas, sino también porque ha venido a inaugurar un sector donde compiten gigantes como Microsoft, que planea invertir en OpenAI y adaptar la tecnología GPT —Generative Pre-trained Transformer— a su motor de búsqueda Bing. Otras compañías como Meta o Shopify (iii) ya la emplean en sus chatbots de atención al cliente.
Conversaciones naturales y versatilidad de aplicaciones
Basta un vistazo a lo casos de uso con ChatGPT (iv) para entender su talento, incluso en preguntas ambiguas o con problemas de sintaxis usados como trampa. Además de intercambiar información o resolver dudas directas —tramitar una devolución, generar un informe financiero o restablecer una contraseña, entre otras muchas—, su enorme base de datos le permite crear textos completos y con contenidos originales sujetos a los parámetros del usuario.
De ahí su versatilidad de aplicaciones, según McKinsey (v), desde las más obvias como gestión de clientes, marketing y ventas —por ejemplo, recomendaciones personalizadas de productos en e-commerce—, a automatizar listas de tareas en la generación de proyectos, análisis prospectivo en inteligencia de negocio, gestión de riesgo o cumplimiento legal, y también para generar, documentar y revisar código.
La conexión con el negocio bancario y asegurador es natural, dada su gestión del enorme caudal de datos de clientes y el nivel de interacciones automatizables en trámites y consultas. De hecho, algunas entidades (vi) ya realizaron pruebas con una versión temprana del chatbot, a primeros de 2021, y anticiparon un alto rendimiento en experiencia de cliente y resolver errores de interpretación con ajustes sencillos en las preguntas.
Cambio de paradigma en la programación de código
También es prometedor su uso en programación de código, que facilita esta función crucial en la innovación de productos, procesos y servicios. Como los software de inteligencia artificial más avanzados, comprende el sentido del lenguaje humano diverso, como asistente de un programador puede entender qué fragmentos de código previsible necesitará a continuación y generarlos acelerando el proceso. Esta capacidad podría ser mucho más disruptiva que la atención al cliente por la importancia y la ubicuidad del código en una economía digitalizada, además de compensar su principal freno: la falta de especialistas suficientes para hacer frente a tanta demanda.
Es más, algunos expertos (vii) ya predicen el fin de la mayor parte de la programación actual, bien porque la asumirá la IA, o bien porque las máquinas inteligentes serán entrenadas con datos en lugar de programadas. ¿Desplazarán a los humanos? La respuesta inmediata es que sí lo harán, al menos de las tareas automatizadas. Aunque los mejores programadores se dedicarán, a medio plazo, a supervisa y orientar las tareas de estos valiosos asistentes artificiales.
Ante el inevitable vértigo por la amenaza de la IA a profesiones enteras, algunos analistas aconsejan ese mismo cambio de enfoque: la IA no como enemiga, sino como herramienta para potenciar esa profesión. Por ejemplo, al generar diseños gráficos en una campaña publicitaria o, de nuevo, la rapidez en la programación de software.
Muy capaz, pero no perfecto y con riesgos asociados
Ahora bien, por muy disruptiva que resulte la tecnología, no es una panacea. La propia OpenAI reconoce que su chatbot sigue proporcionando en ocasiones respuestas sin sentido —por no disponer de información suficiente, por ejemplo—, y minimizar ese porcentaje será un reto tecnológico formidable. Los fallos en la propia organización empresarial en orientar la IA a ayudar al cliente también explican un rendimiento menor de lo esperado, como apunta Deloitte.
Además, un gran poder implica una gran responsabilidad. La capacidad operativa de la IA también está en manos del cibercrimen (viii) para crear software envenenado, perfeccionar fakenews políticas que azuzan el extremismo social o simular identidades en todo tipo de fraudes, desde el phishing a las chuletas en los exámenes. La ciudad de Nueva York ya ha prohibido el uso de ChatGPT en todas sus escuelas públicas.
(i) https://chat.openai.com/auth/login
(ii) https://www.bloomberglinea.com/2023/01/10/que-es-chatgpt-y-como-puede-ayudar-tu-negocio/
(v) https://observatorio-ia.com/como-chatgpt-podria-cambiar-tu-negocio-segun-mckinsey
(vi) https://www.bbva.com/es/puede-ayudar-gpt-3-en-conversaciones-con-nuestros-clientes-en-espanol/
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