A propósito de la India y el dinero en efectivo

En 2016 la India vivió uno de los episodios más preocupantes de su historia reciente: su gobierno decidió retirar de circulación, de la noche a la mañana, los billetes de 500 y 1.000 rupias (7 y 14 euros, aproximadamente), con el propósito de luchar contra el fraude y la economía sumergida. El resultado fue caótico en un país en el que conviven más de 1.300 millones de personas, pero en el que, según los últimos datos disponibles, apenas 150 millones disponen de una cuenta bancaria. Lo que sobrevino a continuación fue un estado de pánico y caos que paralizó a la sociedad en su conjunto.

La realidad del país es que los trabajadores pobres de la India dependen casi exclusivamente del dinero en efectivo, ya que un 97% de las transacciones realizadas implica un intercambio de rupias. Además, en torno a un 93% de la población trabaja en empleos informales no oficiales.

Por este motivo, y según datos de la agencia EFE, la India se ha visto nuevamente al borde de una crisis del efectivo. Hace unos meses, el gobierno indio advirtió de la escasez de cajeros automáticos en funcionamiento, señalando que se había producido una demanda extraordinaria de divisas que, incluso, había alcanzado los 6.900 millones de dólares en tan solo dos semanas.

Un alza de la retirada de efectivo que no tiene motivos aparentes, pero que volvió a provocar largas colas frente a los cajeros y un caos que recordó a la situación vivida en 2016. La reacción del ministro de Finanzas indio no se hizo esperar en este caso, ya que inmediatamente quiso tranquilizar a la población y declaró que se aseguraría personalmente de que todos los cajeros automáticos del país estuvieran provistos de dinero y que aquellos que no se encontraran en funcionamiento volverían rápidamente a la normalidad.