Ciudadanos y empresas reclaman que el euro digital garantice la privacidad de los pagos

El euro digital está cada vez más cerca de ser una realidad. El Banco Central Europeo (BCE) ya ha finalizado la consulta pública que inició en octubre de 2020 para estudiar la viabilidad y conocer las preocupaciones de los ciudadanos y del sector empresarial sobre esta moneda, que complementará al euro físico.

 

En total, la entidad ha recibido 8.221 respuestas a través de un cuestionario online, que va a analizar en detalle para poder dar forma a esta nueva divisa. Tras este análisis, el BCE publicará las conclusiones, que servirán para que su Consejo de Gobierno decida sobre la viabilidad el euro digital.

 

Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE y presidente del grupo de trabajo para un euro digital, ha asegurado que “las opiniones de los ciudadanos, las empresas y todas las partes interesadas son de la máxima importancia para nosotros a la hora de evaluar dónde sería más indicado el uso de un euro digital”. Estos datos arrojarán luz para determinarlo.

 

Las respuestas recopiladas han dejado patente la demanda de estos actores de la sociedad para que se garantice la privacidad de los pagos, un aspecto que preocupa al 41% de los encuestados. Desde el organismo han asegurado que la protección de la privacidad tendría la máxima prioridad, de manera que el euro digital pueda ayudar a reforzar la confianza en los pagos en la era digital. Un reto al que debe hacer frente el BCE, ya que su importancia aumenta a medida que lo hace el robo de datos y las brechas de seguridad.

 

Fuentes de este organismo han dejado claro que si el euro digital ve la luz sería para complementar al euro en efectivo, ya que ofrece una mayor libertad de elección a los ciudadanos y garantiza una convivencia positiva de los diferentes métodos de pago. De hecho, Christine Lagarde, presidenta del BCE, ya ha afirmado que “el Eurosistema seguirá garantizando que los ciudadanos tengan acceso en todo momento a los billetes. En cualquier caso, un euro digital sería un complemento para el efectivo, nunca un sustituto”.

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