¿Cómo sería vivir el fin del dinero en efectivo?

Con el auge de la banca digital, las criptomonedas y ante la posible aparición del Euro Digital, han surgido rumores sobre la posible desaparición de la moneda metálica. ¿Es algo inminente? ¿Se trata de algo apocalíptico y de la ciencia ficción? La realidad es que un mundo sin dinero en efectivo, afectaría particularmente a las personas con menos recursos.

Lo ideal, más justo y equitativo, sería que todas las formas de pago pudieran convivir de manera simultánea, pues esto permitiría a las personas decidir cómo quieren pagar: es decir, libertad de pago. En favor de esta libertad han abogado una serie de expertos que participaron, a principios de este año, en la jornada El dinero en efectivo, una cuestión de derechos, organizada por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada. Estos expertos afirman que el hipotético fin del dinero en efectivo sería perjudicial para los colectivos más vulnerables y que vivirían una desigualdad aún mayor de la que ya experimentan.

Y es que el dinero en efectivo cuenta con una gran característica: a él pueden acceder todas las personas que no pueden hacerlo por otros métodos, como, por ejemplo, a través de los bancos. Los expertos han afirmado que la desaparición del efectivo tal y como se conoce fomentaría un reparto injusto de la riqueza.

En estas mismas jornadas se puso como ejemplo a Washington, donde varios restaurantes comenzaron a rechazar los pagos en efectivo, lo que produce la discriminación de los ciudadanos con menos recursos. ¿El resultado? La intervención de las autoridades para prohibir la apertura de estos negocios que no aceptaban dinero en metálico.

Por su parte, el Consejo Económico y Social de la Unión Europea ha aprobado un dictamen sobre la Estrategia de Pagos Minoristas en el que se confiere al efectivo un carácter de suma importancia para la inclusión social y el acceso a los servicios básicos. 

Es importante destacar, también, que el efectivo aporta libertad y  seguridad a los usuarios; el efectivo contrarresta los riesgos contra la privacidad y exceso de la digitalización que, por ejemplo, otorgan los pagos con tarjeta.

La situación del dinero ante el coronavirus

El coronavirus no solo alteró la estabilidad de la población, sino también hizo tambalear los cimientos de la economía. A raíz de la pandemia y ante los riesgos de contagio, los comercios comenzaron a fomentar entre sus clientes los pagos con tarjeta para garantizar el mínimo contacto entre las personas. Debido a esta situación, la mayoría de los pagos se efectuaban utilizando tarjetas de débito o crédito e incluso a través del móvil y dejando de lado al dinero metálico.

Según un estudio de Deutsche Bank, después de la pandemia solo los nacionales de China e Italia piensan que nos encontramos ante el fin del dinero en efectivo. Sin embargo, más del 50% de los ciudadanos de otros países participantes en este estudio piensan que el dinero en metálico siempre estará en circulación.

¿Por qué el dinero en efectivo no debería desaparecer?

Dentro de los puntos a favor del dinero en metálico, encontramos que permite libertad de elección. Este es uno de los principales argumentos que respaldarían la continuidad del dinero en metálico, pero también se encuentra el apoyo a los colectivos más vulnerables. Al eliminar por completo el dinero en metálico, lo que se conseguiría sería impedir o dificultar el acceso al dinero, lo que solo sirve para incrementar la desigualdad, así como fomentar el reparto injusto de la riqueza. 

Como ya adelantamos, los pagos por medios digitales o electrónicos (tarjetas, dispositivo móvil), incluyen grandes riesgos de seguridad. Pero no solo se trata, por ejemplo, de la clonación de tarjetas, sino que es importante destacar que hay situaciones que podrían acarrear el bloqueo de internet, como las catástrofes naturales e incluso decisiones políticas autoritarias. En consecuencia, los pagos por medios digitales quedarían suspendidos.

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